E ntonces Casciari acepta la sugerencia bien intencionada del Chiri –"che gordo, poné la cámara así te vemos" le había dicho–, y aprieta ese botón para que la pantalla gigante se llene de cachetes redondos y al aplauso cerrado no le queda otra que abrirse, tanto que al gordo se le mueve el flequillo en Saint Celoni mientras imposta una sonrisa de esas con oyuelos, de las que usaban los niños en 1950 para venderte Toddy en publicidades color sepia. Dos mercedinos como estos, con un proyecto inclusivo y participativo como este, no podían menos que llegarse hasta el interior (de algún exterior), donde generalmente dios no atiende demasiado, para compartirnos intimidades de una aventura todavía fuera de lo común.
No son los primeros, pero son los nuestros: Dos argentinos que reivindican con su trabajo, por el lado de la creación, la importancia de la familia, de la amistad, de la anécdota compartida, de disfrutar de lo que se hace y hacer de lo que apasiona, y por el lado de la creatura la apuesta a un producto cultural de calidad que no tiene restricciones, que nace de y para los hispanoparlantes, sin distinción de clase, ni de monedas, ni de latitudes, ni de intermediarios (solo los que no saben español y los no videntes se joden por ahora).
Pero nadie mejor que ellos para contar, y por eso el audio de la charla completa que dejo para el final, ahí donde siempre ponemos lo mejor.
Como todo lo nuevo, la Editorial Orsai y todo lo que representa no ha dejado de generar su meritorio rechazo (porque si esto se parece en algo a una quijotada, Hernán comparte lo de la panza pero ambos lo de los ladridos). Como todo lo bueno, no para de consolidarse.
Casciari mira de reojo al intermediario, el culpable de aquel memorable comienzo. El Chiri y Alejandro debajo, también de cara al encuentro. |
Historias, anécdotas, nuevas tecnologías, literatura, escritores, ilustradores, dibujantes, humor, actualidad, goteos de la Revista Orsai Nº 7, proyecciones, perspectivas y mucho más. Si te dio fiaca cruzar el túnel o tomarte ese cole, porque muy miércoles o porque un día de, acá está, no te perdiste nada; y si estuviste sabés que pasamos un momento estupendo y entonces lo querés guardar de recuerdo: ahí es cuando vos apretas ese botón y disfrutás de este souvenir que no tiene desperdicio:
Actualización | Julio 2012
Este correo electrónico habla bien del Gordo antes que del "video". |
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